La principal diferencia reside en sus cartuchos: las impresoras Inkyet o impresoras de inyección de tinta utilizan tinta líquida, mientras que las impresoras láser utilizan tóner seco y se funden con el papel mediante calor. Cuando la hoja de papel sale impresa de las impresoras de inyección, ésta tarda en secarse; mientras que con las láser queda totalmente seca.
Debido a este funcionamiento básico, las impresoras láser obtienen resultados más limpios y nítidos frente a las de inyección. Ambos tipos permiten la impresión de textos e imágenes a color pero si lo que necesitamos es imprimir fotografías con mucha calidad, elegiremos una láser, y utilizaremos un papel adecuado para ello.
Respecto a la velocidad, las impresoras láser son mucho más rápidas que las de inyección, debido a que las láser imprimen la página en su totalidad y las de inyección imprimen por líneas.
Respecto a los costes, los cartuchos de tinta son más económicos que los cartuchos de tóner, pero éstos tienen mayor capacidad. Pero no debemos fijarnos sólo en cuánto cuestan los consumibles sino también en cuál va a ser el uso de la impresora; si vamos a imprimir una gran cantidad de documentos, las impresoras láser son más adecuadas frente a las de inyección. Además, sabéis que podéis conseguir cartuchos reciclados que harán abaratar los costes.